La economía de plataformas pone en peligro la calidad del trabajo


La economía de plataformas es un fenómeno nuevo y todavía relativamente poco conocido que se refleja en el crecimiento exponencial de las plataformas online. En estas plataformas, se contrata puntualmente los trabajadores para realizar pequeñas tareas o encargos (“gigs” en inglés, por eso se llama también “gig economy”) para las que los propios trabajadores ponen todos los medios. Ejemplos conocidos de estos negocios son Uber y Mechanical Turk, pero también los hay que contratan trabajadores más cualificados, como GitHub, una empresa de desarrollo de software que contrata programadores que trabajan desde sus hogares.



La economía de plataformas genera claros riesgos para la calidad del trabajo. El informe de la OIT "The future of work. A literature review" destaca los siguientes:
  • Contratos de corta duración: la economía de plataformas no da seguridad en la ocupación, la cual hace casi imposible desarrollar una carrera profesional. Esta corta duración de los contratos tiene impactos en otros elementos clave que mencionamos a continuación. 
  • Poco control sobre el horario y la localización, jornadas laborales más largas: todo esto dificulta la conciliación entre vida laboral y personal. 
  • Retribución baja e incierta: hay estudios que han encontrado que lo que ganan los participantes de la economía de plataformas se ha reducido. Además, como se cobra por tarea realizada y no hay ningún compromiso sobre el número de tareas que se harán cada mes, no es posible prever lo que se acabará cobrando. Por lo tanto, los trabajadores tienen dificultades para comprometerse financieramente, por ejemplo en la adquisición de vivienda. 
  • Riesgos laborales: estos trabajadores reciben menor formación en prevención de riesgos, una inducción pobre o inexistente a la empresa y tienen menor supervisión. Todo ello causa que puedan sufrir más accidentes e incurrir en más riesgos. Los riesgos psicosociales vinculados al aislamiento social y las incertidumbres ya mencionadas son un claro ejemplo de todo esto. 
  • Disolución del poder negociador y de organización de los trabajadores: Los trabajadores tienen menos relación con compañeros porque no se relacionan en un lugar físico estable, lo cual dificulta su capacidad de organización. Pero a medida que se expanden estos modelos de negocio, van emergiendo nuevas asociaciones de trabajadores que también utilizan los medios digitales para coordinarse. 
  • Menor protección legal por el hecho que estos trabajadores no se consideran empleados de las plataformas que asignan las tareas. 
  • Discriminación por género y raza: en este tipo de trabajos, hay una presencia desproporcionada de mujeres y personas de raza no blanca.
Hay que decir que, por ahora, los trabajadores de la economía de plataformas son todavía relativamente pocos y, sobre todo, la participación en estas actividades acostumbra a ser anecdótica y sólo proporciona ingresos marginales. Según el informe “Work in the European Gig Economy”, el número de personas que obtienen más de la mitad de sus ingresos de su participación en plataformas oscilan entre el 1,6% de la población holandesa al 3,5% de la población suiza. Sin embargo, la previsión es que estas cifras aumenten rápidamente en los próximos años y, por lo tanto, la cantidad de personas afectadas por las malas condiciones de trabajo que se asocian a ellas.

Nota: esta entrada es la traducción de la publicada en el Blog de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Imagen: https://www.flickr.com/photos/senatormarkwarner/18868427396

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