Las organizaciones se resisten al cambio

Cuando hay cambios en las organizaciones, es habitual hablar de la resistencia a cambiar que tienen las personas. Sin embargo, las organizaciones también generan su propia resistencia, por motivos diferentes a las personas. En esta entrada comento algunas de las razones por las que las organizaciones se resisten al cambio.
Hasta cierto punto, está en la naturaleza de las organizaciones el resistirse al cambio. Las organizaciones son a menudo más eficientes realizando tareas rutinarias y su desempeño es más ineficiente cuando hacen algo por primera vez. En consecuencia, para asegurar la eficacia operativa, algunas organizaciones pueden crear fuertes defensas contra el cambio. Algunas de las razones de la resistencia organizativa al cambio son las siguientes:
  • Diseño organizativo. Para que las organizaciones puedan lograr sus objetivos, existen distintas posibilidades para asignar los roles, establecer procedimientos de trabajo, formas de obtener la información necesaria, etc., que se materializan en diferentes diseños organizativos. Según cómo se diseñen estos y otros aspectos el cambio puede encontrarse con mayor o menor resistencia. Por ejemplo, en las organizaciones más jerárquicas las informaciones e ideas deben “viajar” por muchos niveles de mando antes de llegar a los que pueden tomar decisiones de cambio. También, cuando los roles se definen de forma estrecha, las personas se centran en los deberes asignados y no se preocupan de proponer mejoras.
  • Cultura organizativa. La cultura de una organización se desarrolla a lo largo del tiempo y no es fácil de cambiar. Su omnipresencia en la forma de “aquí hacemos las cosas así” tiene también un efecto significativo sobre los procesos organizativos y el comportamiento de los trabajadores. Una cultura ineficaz puede resultar en una falta de flexibilidad y de aceptación del cambio.
  • Recursos limitados. Algunas organizaciones cambiarían si tuvieran los recursos necesarios, pero el cambio requiere capital, tiempo y personas con nuevas competencias. Es posible que los directivos y trabajadores de una empresa detecten cambios que deberían llevarse a cabo, pero que los retrasen o descarten por falta de recursos.
  • Contratos y acuerdos anteriores. Las organizaciones establecen contratos y acuerdos con otras, como los gobiernos, empresas, sindicatos, proveedores y clientes. Estos acuerdos pueden limitar los cambios que pueden realizarse.

A la vista de esto, cuando estemos ante un cambio deseado que no consigue implantarse en una organización, deberíamos pararnos a pensar si es la propia organización la que lo está poniendo difícil, y no las personas implicadas con su supuesto rechazo a los cambios.

Imagen: Inflexible, por Saioa Rodríguez Obieta


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